miércoles, 3 de septiembre de 2008

Los NO para la energía eléctrica de origen nuclear en Chile.


por Pedro Serrano, Presidente Fundación Terram, Consultor Corporación El Canelo y Académico de la USM.

De partida debemos reconocer que el trabajo científico, pacífico y de pequeña escala que se hace en Chile con la energía nuclear, es un trabajo magnífico, interesante y con grandes perspectivas en la medicina, el ambiente, la industria, la minería y muchas actividades de nuestro país. En eso la Comisión Chilena de Energía Nuclear hace un excelente trabajo. Sin embargo, aquí hablaremos de otra cosa, la producción de energía eléctrica a partir del vapor producido con el calor en un rector nuclear de gran escala, para lo cual la lista de reparos mundiales es notable y en Chile es aun mayor.

Cada vez que en Chile hay alguna crisis en la producción eléctrica, surgen los grupos nucleares con sus propuestas de centrales atómicas para Chile, eso no es nuevo y se reconoce en esto la presión enorme de tener todo un edificio lleno de gente que en algún momento se especializó en energía nuclear y nunca ha podido realizar sus atómicos sueños de gran escala. Un tema además estratégico, que hace pensar o suponer que alguna vez se pensó militarmente en la atómica para Chile.

Sin embargo, hoy estamos en el Chile democrático y a la luz de esa definición básica lo primero que se nota, y fuerte, es la absoluta carencia de un debate democrático, serio, profundo, ciudadanamente informado, acerca del futuro energético del país. Eso antes de que aparezcan grupos de poder en el parlamento representativo de la República vociferando por el “nuclear power”.

Por si los lectores no recuerdan o no saben, después que Alemania unificada resultó altamente dañada en su territorio y la salud de su población a largo plazo por el desastre de Chernobil, entonces DEMOCRATICAMENTE el país decidió desmantelar TODAS sus centrales nucleares e instalar la mayor potencia mundial de generadores eólicos de la historia. Seis veces más hoy en día que toda la potencia de generación eléctrica instalada en Chile. De paso Suiza y otros 6 países europeos se están retirando del club nuclear y plantean el difícil desmantelamiento de sus centrales. Que algunos países subdesarrollados estén en pleno exhibicionismo de sus pequeñas iniciativas nucleares eléctricas, con tendencias intrínsecas a la atómica, es sólo eso, subdesarrollo.

Como presidente de la fundación Terram, cuya finalidad es aportar con estudios y análisis profesionales a la sustentabilidad ambiental de nuestro país y como académico universitario en los mismos temas, obviamente me interesa aportar ideas al debate nacional. En este caso, habiendo tantas voces públicas y mediáticas clamando por la energía nuclear, me corresponde plantear algunos reparos a la misma:

El reparo más concurrido es también uno de los más fuertes, Chile es un país sísmico, “tsunámico”, volcánico y de grandes aluviones. El deslizamiento de nuestra placa continental sobre la placa de nazca bajo el océano más grande del planeta es constante y será constante por muchos milenios más, con pequeños y grandes exabruptos, por lo cual la inestabilidad de territorio es la primera amenaza. Es cierto que sabemos construir asísmicamente, pero en este caso, una central núcleo eléctrica, la menor e insignificante de las grietas es fatal. Estaba leyendo que se propone Taltal como locación del proyecto, dado que hay agua para enfriamiento y está entre el SIG y el SIGN, sistemas interconectados eléctricos central y del norte. Pero nuestros proponentes se olvidan que en sólo los siglos pasados, Taltal anota dos tsunamis y desde que existen registros históricos, buenos terremotos. Dicho esto sólo por plantear la duda sobre si nuestra memoria histórica nos falla.

El segundo reparo puede ser demoledor. Chile, nuestra Presidenta, la Concertación, han planteado la INDEPENDENCIA energética de Chile como objetivo prioritario en nuestro camino al desarrollo sustentable y etc.. Sin embargo, aquí la falla de memoria estatal: La tecnología no es nuestra, la tendríamos que importar, el combustible enriquecido tampoco, los sistemas tampoco los fabricamos nosotros. Por lo tanto, aparte de tener algún personal capacitado chileno, la dependencia sería total, sería más pesada que el mismismo petróleo, por lo tanto su implementación se ve como un profundo error estratégico a largo plazo.

El tercer reparo radica en la naturaleza misma del “combustible” a usar. El recuerdo de Chernobil, los 10.000 muertos directos que ya van y los más de 100.000 contaminados laterales y los millones de radiados en toda Europa, hacen de este reparo un punto que jamás debemos olvidar.

Este punto se junta con el cuarto reparo. El manejar un material intocable, inexponible, el que con unos pocos gramos libres y dispersos haría intransitable una región completa, es un asunto de fina tecnología, pero más que nada de precisión y disciplina humana. Los últimos accidentes internacionales han sido netamente por falla humana: no respetar o equivocar procedimientos.

El quinto reparo se suma al anterior: están los recientes trabajadores chilenos radiados en Celco en un accidente de inverosímil irresponsabilidad, hay 130 industrias que usan material radioactivo para hacer radiografías a material metálico y han sido ya bastante las denuncias sobre desprotección y falta de rigor en los procedimientos. Alguien escribió por allí “Energía Nuclear en Chile, ¿Homero Simpson al mando?”, Duro comentario respecto de nuestras capacidades profesionales culturales, pero es un reparo interesante en el país en el que vulgarmente se habla del “suple” y el “condoro” como parte del ser nacional.

Sexto reparo: El uranio 235, que supongo por ser el más disponible, es considerado en esta propuesta, en un material NO RENOVABLE, según la última edición del Libro Rojo de la Agencia de la Energía Nuclear de la OCDE las reservas alcanza sólo para unas décadas más, suponiendo un consumo como el actual. Igual es cierto que hay alternativas como todo el plutonio que fue fabricado para las bombas nucleares y hay U-238 que es bastante más abundante. Pero en el caso del plutonio se multiplica el reparo anterior. Por si acaso, hablando de dependencia económica el precio ha subido cinco veces más solo en 4 años. Esto seria peor que depender del petróleo.

Séptimo reparo, también muy concurrido, está representado por los desechos nucleares, este es un tema controversial y no resuelto. Todavía el sistema es de alto riesgo y sucio, se puede reciclar en parte con un procedimiento que no dominamos acá, los monstruosos almacenamientos de basura nuclear en EE UU, Rusia y otros países, bajo montañas y gigantescos “bunkers”, con todo el miedo que eso significa y todos los transportes peligrosos que este almacenamiento necesita, son una clara alerta para Chile, país aun libre de semejantes amenazas.

Octavo reparo: Gran parte de la Basura nuclear no es combustible usado, si no que todas las partes y piezas por donde pasó la radioactividad, millones de toneladas de tuberías, hormigones, estructuras metálicas, líquidos, cables y válvulas. Las centrales nucleares tienen una vida útil señalada en la literatura como 60 años, a lo mejor podría ser cien, pero después de eso ¿Qué hacemos con todos esos escombros absolutamente innombrables?, ¿los tapamos con “tierrita” como hace mi gato en el jardín?. Esta claro que una central hidroeléctrica de represa nos dejará como recuerdo ruinas semejantes, pero ¿ruinas radioactivas para mis nietos?, ¿estaremos entrando en una fase de especial locura?.

Noveno reparo: Esta es una verdadera reiteración de la noticia, California obtiene un 30% de su energía eléctrica por geotermia. Alemania tiene 36 Gwatts instalados de energía eólica, España aspira a alcanzar un 30% de su base energética con energías renovables limpias, La Estación Espacial Internacional funciona sólo con energía solar, Brasil está autoabastecido y sustentable en sustitutos del petróleo, en base a su enorme desarrollo en biocombustibles. Chile tiene ofertas energéticas internas: geotérmicas, solares, eólicas, de biomasa y oceánicas que superan probadamente, y con creces, todas las expectativas del país por muchos siglos. A esto sólo le falta decisión política país, y por supuesto un profundo cambio cultural, pero meternos en la insustentable, peligrosa, sucia, dependiente e insegura energía nuclear, sin haber decidido un plan sustentable de futuro, resulta una enorme paradoja.

Ahora me quedan varios reparos más, como el tamaño mínimo posible, la viabilidad de la inversión, nuestra neutralidad nuclear y las relaciones internacionales, por decir algunas, pero sin abundar más, aquí hay NO suficientes como para ponerlos en una balanza con los SI que se han planteado, establecer un debate democrático e informado y tomar una decisión país, pero por favor, nunca a la carrera ni bajo la presión de los oscuros lobbyes político empresariales y los ya manidos poderes fácticos. Estamos en una democracia que se comprometió con la participación ciudadana y además con la sustentabilidad.

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