domingo, 27 de abril de 2008

QUE EL FUTURO NO NOS SEA INDIFERENTE...



...ante plan para una central nuclear en Cruz del Eje


Cruz del Eje, Córdoba, Argentina - 21/04/08. El Gobierno nacional, a través del ministro de Planificación Julio De Vido, anunció en octubre pasado que evalúa la posibilidad de instalar una central nuclear en Cruz del Eje, uno de los lugares elegidos por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para profundizar el programa de energía nuclear, por contar con la masa de agua que contiene nuestro dique. En palabras del ministro De Vido, la concreción del proyecto está supeditada a "la conformidad de la Provincia y de la localidad" y al "consenso social". La noticia, publicada en un diario cordobés, no sorprende pero indigna.

Por Cruz del Eje Despierta

La noticia no sorprende porque en la memoria colectiva del pueblo de Cruz del Eje aparece una serie de episodios traumáticos y frustraciones que hacen desconfiar de los proyectos que se planifican en ámbitos oficiales para nuestra zona: el cierre y la liquidación del ferrocarril en 1978; la promesa incumplida de radicar la fábrica Honda en los 80; la conflictividad social que tuvo que ser sofocada con represión en los 90; la instalación de una cárcel para reemplazar la de Córdoba Capital; la creación de un predio para recibir la basura que produce el próspero departamento Punilla.

Estas han sido las políticas activas de "desarrollo" pergeñadas para Cruz del Eje por gobiernos militares y civiles, nacionales y provinciales, y de cualquier signo político. El resto del tiempo, sólo olvido.

En este particular derrotero, nuestra ciudad mutó de próspero polo ferroviario a polo carcelario, o "ciudad policía" como ironizan nuestros jóvenes en sus pintadas callejeras, una de las pocas manifestaciones visibles de disconformidad de nuestra sociedad, de la
que ahora se quiere obtener otro pasivo "consenso".

Pero esta vez la noticia indigna.

Indigna porque para esa memoria colectiva, la idea de la central nuclear es la gota que desborda una copa ya colmada. Indigna porque es el corolario de ese modus operandi que consiste en desmantelar lo que representa progreso para importar lo que los demás rechazan. Indigna porque significa una nueva falta de respeto a un pueblo que soporta la pobreza y la mentira, pero que también demostró que sabe decir "BASTA"..

Indigna sobre todo porque apela a la ignorancia colectiva y nos considera incapaces de advertir las consecuencias que acarrea la energía nuclear: el riesgo de fallas y accidentes, las lluvias ácidas, la contaminación del agua, la tierra y sus productos, los residuos radiactivos, el cambio climático global y –sobre todo- el tremendo impacto contra la salud y la vida.

Mientras el mundo asume esta realidad y comienza a dar la espalda a la energía atómica buscando otras fuentes como la eólica, Cruz del Eje será una vez más "favorecido" con esta bomba de tiempo. ¿O tendremos que creer que lo que es malo en Chernobyl o en Irán, es bueno en Cruz del Eje?

Pero la noticia también indigna porque nuestra experiencia nos obliga a ser desconfiados y asociar esta noticia con otra: la instalación de una mina a cielo abierto en la localidad de Ongamira. Existen numerosos estudios con abundantes y contundentes pruebas de que esta
modalidad de explotación minera -también en desuso en los países desarrollados- ocasiona terribles consecuencias ambientales y sociales: se destruye con explosivos la montaña; se trata el mineral con "sopas químicas" contaminantes -con venenos como el cianuro, cadmio y ácido sulfúrico, entre otros-; se alteran los cursos de agua y se agotan los arroyos y ertientes para proveer a cada mina de decenas de millones de litros (por citar un ejemplo, la mina La Alumbrera, propiedad de un consorcio suizo canadiense, consume 66 mil litros por minuto, 95 millones 40 mil litros diarios, en Catamarca, quitándosela a los agricultores y consumidores sin pagar un solo peso por ella); se consumen inmensas cantidades de energía eléctrica por día para sus instalaciones y equipos, subsidiada a bajísimo costo por el Estado (para cumplir esta función los planificadores oficiales han posado sus ojos en nuestro dique Cruz del Eje); el agua usada y envenenada va a parar a los ríos, lagos y napas que quedan contaminados para siempre (No hace falta pararse sobre la cima del Uritorco para advertir que esos residuos tóxicos irán a parar tarde o temprano a nuestra Cuenca del Sol).

Se argumenta que esta minería genera trabajo para las localidades involucradas. Pero este empleo apunta a mano de obra no calificada y por lo tanto mal paga y sobre todo insalubre e insegura, mientras se pierde una mayor cantidad de puestos de trabajo por el impacto
negativo en la agricultura, la ganadería y el turismo.

Es demasiado. Para usar una dolorosa metáfora ferroviaria, pareciera que la Argentina es el último tren y Cruz del Eje el último vagón en el viaje del progreso.

Ayer vinieron por nuestro ferrocarril; hoy vienen por nuestro dique, concebido con el fin de proveer de "agua para el norte" en tiempos en que los gobiernos pensaban en y para el pueblo.

Ciudadano de Cruz del Eje: que no interpreten como "consenso social" nuestra indiferencia y parálisis. Sigamos el ejemplo del pueblo de Esquel y otros que resistieron a embates como este. Parafraseando a León Gieco, que el futuro no nos sea indiferente y nos encuentre sin haber hecho lo suficiente.




POLÍTICA ENERGÉTICA, LOBBY PRO-NUCLEAR Y BASURA RADIOACTIVA; MOVIMIENTOS AMBIENTALISTAS.
Por Adolfo Vásquez Rocca PH. D.


1.- ENCUADRE

Si nuestros países (Chile, Argentina, etc.) se embarcan en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, perdería la oportunidad de enfocarse en eficiencia energética y desarrollo de fuentes renovables, limpias y populares, asegura Sara Larraín - Directora del Programa Chile Sustentable.

A fin de nutrir de antecedentes técnicos al debate sobre las soluciones al problema energético de Chile, las organizaciones ambientalistas integrantes del Acuerdo de Chagual han aportado un informe ciudadano –alternativo al encargado por el gobierno a la Comisión Zanelli-, que refuta las ideas-fuerza que el lobby nuclear promueve por estos días en el país. A saber, que el desarrollo nuclear sería garantía de independencia y seguridad del suministro; que sería una opción económicamente competitiva y una solución frente a los desafíos del Cambio Climático de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En este caso, de dióxido de carbono (CO2).

En primer término, aducir este supuesto carácter “limpio” de la energía nuclear es falso. Aun cuando los reactores emiten poco CO2 al momento de generar electricidad, el ciclo nuclear, desde la extracción de uranio (de alta ley) hasta el desarme de la central, emite de 63 a 122 gramos de CO2 por kilovatio/hora generado, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía y el Öko Institut de Alemania, que insisten en medir todo el ciclo y no parcelarlo, pues las emisiones pueden superar las de una central a gas, si el combustible se fabrica con uranio de baja ley (con menor pureza).

Decir que garantizaría independencia y seguridad del suministro energético en el contexto de duplicación de la demanda eléctrica en las próximas décadas, es otra idea-fuerza sin fundamento. El sistema de controles de la tecnología nuclear no permite acceder a todo el ciclo de combustible nuclear a consecuencia del posible desvío de materiales desde proyectos civiles a programas militares. En este caso, Chile abriría una dependencia frente a una decena de países que pueden fabricar combustible nuclear (EE.UU., Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, Suecia, Corea del Sur, España, Japón y Rusia); a 4 que reprocesan desechos (Francia, Inglaterra, Japón y Rusia); y a uno que acepta almacenar basura radioactiva extranjera (Rusia, en la zona de Mayak).


El informe ciudadano, de libre acceso en versión digital, desnuda la dependencia que la energía nuclear le debe al uranio, un recurso no renovable y escaso a nivel mundial en reservas de alta ley. A la fecha, la Agencia Internacional de Energía ha probado reservas de 4,6 millones de toneladas, lo que abastecería la actual demanda mundial de 65.000 toneladas por año, pero sin expandirla, por unos 85 años más.

Ante esta limitación, el lobby pro-nuclear aduce la tecnología diseñada para superar este problema: el Reactor Reproductor Rápido (o Fast Breeders Reactors, según su nombre original) que en realidad ha sido un fracaso total, pues el prototipo francés, el “Súper-fénix”, fue clausurado luego de 6 años de ineficiente operación; y el japonés de “Monju” fue cerrado luego de un incendio.

¿Seguridad y bajo costo de la energía nuclear? Tampoco. Precisamente los altos costos y riesgos de la tecnología nuclear detuvieron su expansión en las recientes tres décadas y a la fecha sigue desinteresando a los inversionistas a causa de los costos en seguridad, en el posterior desmantelamiento de las centrales y en el resguardo de basura radioactiva, que se mantiene activa por miles de años.

Más aún, en Chile, como país sísmico, desarrollar esta opción implicaría riesgos inaceptables para la sociedad, los recursos naturales y el desarrollo del país. El terremoto de Valdivia, en 1960, marcó 9,7 grados en la Escala de Richter, y el de la zona central en 1985 registró 8,5, lo que supera la magnitud de 7,7º considerada por la seguridad nuclear.

Si el país se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, estaría perdiendo de vista la tendencia mundial proclive a definir la política energética en base al control de la demanda eléctrica, y no a satisfacerla con proyectos con impactos negativos. Eso, y el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales (eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, biomasa, pequeña hidráulica, etcétera) conforman el camino seguro que debe tomar el país.

2.- MOTIVOS PARA OPONERSE AL USO DE LA ENERGÍA NUCLEAR.

Los partidarios de la energía nuclear parecen haber tomado impulso utilizando el cambio climático para sus fines. Los lobby de esta opción energética dicen tener la solución para las emisiones de CO2 y, sin reparos, vuelven a esgrimir las “bondades” de la energía atómica.

¿Cómo podemos explicarnos tal fenómeno? Simplemente, los sectores económicos que promocionan la energía nuclear están usando el método de intimidar a los chilenos ante la carencia de fuentes de energía para ejercer presión y apresurar pronunciamientos del Gobierno. Pronunciamientos que, de producirse, no pueden desconocer los compromisos previos o alejarse del programa oficial, ya en conocimiento de todos los ciudadanos, donde no existen menciones sobre el uso de energía nuclear, un energético creado por el hombre, ajeno a la naturaleza y además desarrollado con fines bélicos prioritarios. Si bien la energía nuclear puede ser el propósito oculto de algunos industriales que estén motivados por intereses comerciales, el verdadero dilema energético hoy en Chile es potenciar la energía renovable no convencional (ERNC), que se encuentra en abundancia en el país, además con condiciones inmejorables de uso. El futuro es de las ERNC; entre ellas, la energía solar, eólica, mareomotriz, biocombustibles, geotermia, biomasa… todas las que no necesitan grandes consorcios para desarrollarse y puede llevarse a cabo descentralizadamente, con múltiples propietarios. Es este último antecedente el que desenmascara el interés de los industriales prominentes que quieren lucrar, implementando mega proyectos que les permitan controlar los precios y regular la oferta y la demanda en nuestro mercado nacional en expansión.

La energía nuclear es costosa, peligrosa y sus residuos altamente contaminantes a largo plazo. Pero es una forma ‘limpia’ de generar electricidad, sin producir emisiones de gases de efecto invernadero. Precisamente por este motivo los expertos vaticinan que, ante el brutal crecimiento de la demanda energética que se espera en los próximos años, la nuclear es la única opción para sostener el crecimiento económico del planeta. Con el precio del crudo por las nubes y Kioto sobre las cabezas de los gobernantes, medio planeta, España incluida, se replantea si seguir adelante con las centrales nucleares o cerrarlas de por vida.

Los residuos no son el único quebradero de cabeza de la energía nuclear. El tema de la seguridad, tanto interna como externa, es otro de los factores que no sólo apuntan las organizaciones ecologistas, sino también diversos gobiernos. En cuanto a la interna, el accidente de Chernóbil, en 1986, puso de manifiesto las graves deficiencias en elementos de seguridad y control en muchas centrales, lo que derivó en un mayor control internacional. Sobre la seguridad externa, todos los expertos coinciden en señalar que el terrorismo es, hoy en día, uno de los principales problemas sobre la energía nuclear, y las plantas de todo el mundo han tenido que incrementar sus medidas de seguridad considerablemente después de los atentados del 11-S.

Chile debe decir No a la Energía Nuclear y rotundo No, porque primero debe agotar todas las instancias naturales y geográficas en Chile, desde Arica a Punta Arenas.
1- Debe llevar a cabo pequeñas centrales eléctricas por región no superior a 3 megas, para no dañar grandes extensiones de terreno. Así cada región puede tener su dependencia energética y escases de agua para consumo humano como agrícola. Estas megas centrales se pueden conectar y estar en línea al sistema interconectado central.

2- Energía Solar, donde podemos implementar una gama variada de alternativas, esta claro que su costo inicial es caro pero en el tiempo su costo es barato o decir gratis, durante los 365 días del año. Esta energía se puede implementar en los hospitales, colegios, universidades, municipalidades, empresas mineras y todos los edificios públicos, donde estos pueden tener agua caliente, calefacción y energía eléctrica.

3- Energía eólica, esta es producida por el viento, en Chile hay varios lugares para instalar este tipo de energía, la cual produce energía eléctrica, en algunos lugares de Chile ya esta funcionando sin mayores problemas y con muy buenos resultados.
4- Energía Mareomotriz, esta energía es producto de las olas del mar, Chile cuenta con varias ensenadas para instalar este tipo de plantas Mareomotriz, si este proyecto no se hubiera rechazado, en el cruce de la Isla de Chiloé, esta estaría entrando ya en funcionamiento y su capacidad era equivalente a tres centrales tipo Ralco.

5- La Energía Geotérmica, es aquella que se obtiene del calor natural interno de la Tierra y que puede ser extraída y utilizada a partir del agua, gases y vapores calientes (excluidos los hidrocarburos), o a través de fluidos inyectados artificialmente para este fin. En el norte y centro-sur de Chile existen varios recursos geotérmicos con alta temperatura (200º-250°C) que podrían ser utilizados para la generación de electricidad, aunque la llegada del gas natural ha significado una dura competencia. Los estudios demuestran que algunas de las zonas potencialmente más atractivas en el país para el aprovechamiento de este fuente de energía son El Tatio; Puchuldiza; San José de Maipo; Calabozo, frente a Talca; Nevados de Chillán; Copahue, al interior de Temuco; Carrán, de Valdivia al interior y Puyehue.

Por estos cinco motivos, debemos agotar todas las instancias productivas de energías renovables, después podemos mirar los biocombustibles, biomasa y al último podemos recién empezar a pensar en la Energía Nuclear, pero por el momento hay que decir No Gracias a la Energía Nuclear.

3. LA SITUACIÓN INTERNACIONAL: TERRORISMO AMBIENTAL

Los seres humanos, en ocasiones, nos comportamos más como mulas tercas que como seres racionales. Y la aterradora resurgencia de la energía nuclear es un muy buen ejemplo de ello.

Empecemos por dejar claro que no sólo Estados Unidos sino la humanidad entera se enfrenta a un reto histórico: cómo detener el calentamiento global mientras se satisfacen las necesidades energéticas de una población mundial que supera los 6,000 millones de almas.

Con las reservas petroleras mundiales en rápido descenso, los precios del barril de crudo más altos de la historia y la región productora más importante del mundo, el Medio Oriente, en llamas, todos estamos de acuerdo en que tenemos que acabar con nuestra dependencia petrolera. Es decir, debemos encontrar fuentes alternativas de energía.

El problema se hace más agudo cuando el remedio que presenta la Administración Bush, entre otros, es peor que la enfermedad. La Casa Blanca, supuestamente, para combatir los peligros ecológicos de las plantas generadoras de energía de combustión de carbón, defiende que la solución es construir más centrales nucleares.

“Cambiar de las plantas sucias de carbón a la peligrosa energía nuclear es como dejar los cigarrillos para fumar crack”, dice Dan Becker, director del Programa sobre Calentamiento Global del Sierra Club.

El potencial de accidentes en estas centrales —y en Estados Unidos tenemos 104 de ellas— es enorme. Y no hace falta limitarnos sólo al ejemplo de Chernobyl, en Ucrania, donde hace más de 20 años ocurrió la peor catástrofe nuclear de la historia. Hace sólo tres años, un reactor nuclear en Ohio, estuvo a sólo un quinto de una pulgada de acero de que ocurriera un escape que podría haber ocasionado un desastre. Asimismo, después del derretimiento parcial en 1974 de uno de los reactores de la central de Three Mile Island, en Pennsylvania, la limpieza de la instalación tardó 14 años y costó cerca de 1,000 millones de dólares.

Estas centrales, además, son un tentador objetivo para ataques terroristas. Si, por ejemplo, ocurriera una emergencia en la planta de Indian Point, en Nueva York —sobre la cual sobrevoló uno de los aviones secuestrados el 11 de septiembre de 2001—, todas las personas en un radio de 50 millas deberían ser evacuadas; es decir, 20 millones de residentes. Recordemos que activistas de Al Qaida, antes de los ataques, inspeccionaron plantas nucleares como objetivos potenciales.

Por si fuera poco, las centrales nucleares producen enormes cantidades de residuos radiactivos, una de las sustancias más tóxicas y peligrosas que se conocen. Cada central en Estados Unidos genera 20 toneladas de residuos al año, multiplicadas por las 104 plantas existentes, nos da un total de 2,080 toneladas anuales. En grandes dosis estos residuos pueden causar la muerte, y en pequeñas, cáncer y malformaciones genéticas. Además, conservan su toxicidad durante 200 mil años.


Yucca Mountain, un paraje en el estado de Nevada, fue elegido para depositarse allí unas 77 mil toneladas de residuos nucleares en cámaras subterráneas. Sin embargo, el proyecto está paralizado, entre otras razones, porque el lugar es geológicamente mucho más inestable de que lo que se pensó originalmente. Considere también que a Nevada llegarían envíos de residuos nucleares de 41 estados y cruzarían miles de ciudades y pueblos, quizá su ciudad o su pueblo.

Esta fuente de energía, asimismo, está considerada la más cara del mundo. Su existencia sería imposible sin los extravagantes subsidios del gobierno federal, 66,000 millones de dólares desde 1948 a 1998. El año pasado, gracias a la desastrosa Ley de Política Energética, esta industria recibió otros 13,000 millones en subsidios.

Toda esta lista de disparates se hace, incluso, más inexplicable si consideramos que existen fuentes de energía mucho más limpias, baratas y seguras. Si esos 13,000 millones en subsidios se hubieran destinado a construir turbinas de viento, se podrían haber instalado más de 20 mil en todo el país.

La industria automotriz ya tiene a su disposición la tecnología necesaria para que todos los carros y camionetas ligeras que construya rindan al menos 40 millas por galón. Si esto se pusiera en práctica —con los precios de la gasolina más altos de la historia— en 10 años nos ahorraríamos todo el petróleo que importamos del Golfo Pérsico.
Todas nuestras necesidades de energía eléctrica se verían cumplidas combinando mejores medidas de eficacia energética, con energía solar y de viento, turbinas de gas natural de alta eficacia y plantas de carbón limpias. Además reduciríamos al menos el 70% de las emisiones de gases que causan el calentamiento global.

Los remedios están ahí. Pero antes tenemos que curarnos de una condición llamada terquedad.




LA ENERGÍA NUCLEAR

NO TIENE FUTURO

Fundamentos de la Oposición del Movimiento Ambientalista al Desarrollo de Nucleoelectricidad


Si el país se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, perdería la oportunidad de enfocarse en eficiencia energética y desarrollo de fuentes renovables, limpias y populares, asegura Sara Larraín.

A fin de nutrir de antecedentes técnicos al debate sobre las soluciones al problema energético de Chile, las organizaciones ambientalistas integrantes del Acuerdo de Chagual han aportado un informe ciudadano –alternativo al encargado por el gobierno a la Comisión Zanelli-, que refuta las ideas-fuerza que el lobby nuclear promueve por estos días en el país. A saber, que el desarrollo nuclear sería garantía de independencia y seguridad del suministro; que sería una opción económicamente competitiva y una solución frente a los desafíos del Cambio Climático de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En este caso, de dióxido de carbono (CO2).

En primer término, aducir este supuesto carácter “limpio” de la energía nuclear es falso. Aun cuando los reactores emiten poco CO2 al momento de generar electricidad, el ciclo nuclear, desde la extracción de uranio (de alta ley) hasta el desarme de la central, emite de 63 a 122 gramos de CO2 por kilovatio/hora generado, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía y el Öko Institut de Alemania, que insisten en medir todo el ciclo y no parcelarlo, pues las emisiones pueden superar las de una central a gas, si el combustible se fabrica con uranio de baja ley (con menor pureza).

Decir que garantizaría independencia y seguridad del suministro energético en el contexto de duplicación de la demanda eléctrica en las próximas décadas, es otra idea-fuerza sin fundamento. El sistema de controles de la tecnología nuclear no permite acceder a todo el ciclo de combustible nuclear a consecuencia del posible desvío de materiales desde proyectos civiles a programas militares. En este caso, Chile abriría una dependencia frente a una decena de países que pueden fabricar combustible nuclear (EE.UU., Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, Suecia, Corea del Sur, España, Japón y Rusia); a 4 que reprocesan desechos (Francia, Inglaterra, Japón y Rusia); y a uno que acepta almacenar basura radioactiva extranjera (Rusia, en la zona de Mayak).

El informe ciudadano, de libre acceso en versión digital, desnuda la dependencia que la energía nuclear le debe al uranio, un recurso no renovable y escaso a nivel mundial en reservas de alta ley. A la fecha, la Agencia Internacional de Energía ha probado reservas de 4,6 millones de toneladas, lo que abastecería la actual demanda mundial de 65.000 toneladas por año, pero sin expandirla, por unos 85 años más.

Ante esta limitación, el lobby pro-nuclear aduce la tecnología diseñada para superar este problema: el Reactor Reproductor Rápido (o Fast Breeders Reactors, según su nombre original) que en realidad ha sido un fracaso total, pues el prototipo francés, el "Súper-fénix", fue clausurado luego de 6 años de ineficiente operación; y el japonés de "Monju" fue cerrado luego de un incendio.

¿Seguridad y bajo costo de la energía nuclear? Tampoco. Precisamente los altos costos y riesgos de la tecnología nuclear detuvieron su expansión en las recientes tres décadas y a la fecha sigue desinteresando a los inversionistas a causa de los costos en seguridad, en el posterior desmantelamiento de las centrales y en el resguardo de basura radioactiva, que se mantiene activa por miles de años.

Más aún, en Chile, como país sísmico, desarrollar esta opción implicaría riesgos inaceptables para la sociedad, los recursos naturales y el desarrollo del país. El terremoto de Valdivia, en 1960, marcó 9,7 grados en la Escala de Richter, y el de la zona central en 1985 registró 8,5, lo que supera la magnitud de 7,7º considerada por la seguridad nuclear.

Si el país se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, estaría perdiendo de vista la tendencia mundial proclive a definir la política energética en base al control de la demanda eléctrica, y no a satisfacerla con proyectos con impactos negativos. Eso, y el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales (eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, biomasa, pequeña hidráulica, etcétera) conforman el camino seguro que debe tomar el país.

Fuente: www.elmostrador.cl, 8 de octubre de 2007; autora: Sara Larraín. Directora del Programa Chile Sustentable.



Lago Titicaca

Fiebre del uranio se contagia en Perú


Si en el siglo XVII el oro y la plata del Perú volvían locos a los europeos, puede que en el siglo XXI sea otro mineral -más relacionado con la producción de energía alternativa y "verde", que con las joyas- el que atraiga a los "conquistadores".

Perú es rico en uranio, un metal que cotizó este viernes a US$120 la libra en Londres. Hace siete años, esta cantidad se vendía en los mercados internacionales a US$10.

Esta riqueza seduce a varias firmas mineras multinacionales, asegura la agencia Reuters.

La más interesada y que mayores tareas de exploración desarrolla es Vena Resources, una empresa canadiense que en Perú está asociada con Cameco Corp., la mayor del mundo en el sector.

Vena y Cameco tienen concesiones principalmente en el sureste del país andino, y se han abocado a la región de Macusani.

Aquí, las reservas estimadas alcanzan los 66 millones de libras de uranio. Extraer cada libra cuesta entre US$10 y US$11.

Otras, como Cardero Resources, Solex Resources, Frontier Pacific Mining, Wealth Minerals y Strathmore Minerals exploran principalemente el centro y el norte del país.

"El uranio está presente en casi todas partes en Perú, lo que se tiene que buscar son los lugares donde se vuelve rentable la explotación", dijo a Reuters Iván Llamas, del Instituto Peruano de Energía Nuclear.

El canto de la mina

Perú es hoy el tercer productor mundial de cobre, de zinc y estaño, y el primero de plata, quinto de oro y cuarto de plomo.

Podría volcarse en los próximos años a la explotación de sus reservas de uranio, ya que la demanda de este mineral crece y es poco probable que decaiga.

"Mientras el precio del petróleo siga subiendo o se mantenga a estos niveles, las fuentes de energía alternativas como el viento, el sol, y el uranio serán las más económicas", indicó Juan Vegarra, presidente ejecutivo de Vena Resources a Reuters.

El uranio es el metal que se utiliza con mayor frecuencia para alimentar plantas generadoras de energía nuclear civil, un tipo que puede destinarse, por ejemplo a la producción barata de electricidad.

La construcción de plantas nucleares es una moda cada vez más fuerte. Hay 442 reactores nucleares activos en el mundo y se proyecta la construcción de 251 más, según Resource Capital Research.

El uranio en la región

Actualmente sólo México, Brasil, y Argentina cuentan con plantas generadoras de energía nuclear, en una región donde la crisis energética se deja sentir con frecuencia.
Argentina, sin embargo, dejó de explorar en busca de uranio en la década de 1990.
De todos modos, tanto el gobierno de Néstor Kirchner como el de Michelle Bachelet en Chile analizan la posibilidad de desarrollarse en este campo.
En Brasilia, mientras tanto, planean expandir los programas ya existentes.
En Perú, la zona más interesante en relación al uranio es la andina, principalmente en las cercanías del lago Titicaca.

BBC MUNDO 20 de mayo de 2007